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Juego de la Pelota en Mexico Antiguo (Prehispanico) [parte 2]

Posted on 2019-06-05 15:52:54 by xgarcia

Plumas, oro o esclavos constituyen las más habituales, pero cabe recordar que, según se dice, el Tlatoani azteca Axayácatl llegó a apostar el mercado de México-Tenochtitlán en uno de estos lances. Al igual que otros materiales, el hule, era considerado de naturaleza sagrada, por lo que era empleado en el culto a los dioses. En los diferentes asentamientos arqueológicos ubicados en la región de mesoamérica, se han encontrado objetos de hule, junto con otras ofrendas a los dioses, como por ejemplo en el Cenote Sagrado de Chichén Itzá. Nuestros ancestros obtenían el latex o hule, del árbol “Olcuáhuitl o Ulcáhutl”, que quiere decir “Árbol del Hule”. Este se encuentra en diferentes regiones de la hoy República Méxicana; y su nombre varía de cultura en cultura.

El hule adquirió pues, gran importancia religiosa, llegándose a usar en el lenguaje náhuatl, como sinónimos de “movimiento”, las palabras ollin y olli, que significan respectivamente, movimiento y hule. Así mismo, surgió una vinculación sagrada entre la savia del árbol y la sangre; ya que desde el punto de vista religioso tenían el mismo significado. Aun con ésta importancia, también se le utilizó con fines no religiosos, como la fabricación de las cabezas de los mazos para percutir los “teponaxtles”, como medicina, para enfermedades de los ojos, estómago e intestinos, para endurecer los escudos usados en la guerra. Sin embargo, su empleo culmina, con la fabricación de las pelotas, empleadas en el Juego Sagrado. Las más antiguas representaciones de jugadores que se conocen, son las figurillas de “El Opeño”, (Michoacán), fechadas hacia 1000 a.C. De igual forma, en el antiplano central, (Ticomán, Tlatilco y Cuicuilco), se ha recuperado figurillas de jugadores de pelota, que datan de los años 600 a.C. Tenemos que las gigantezcas, cabezas olmecas, fechadas alrededor de los años 1000 a.C., han sido interpretadas como cabezas decapitadas, asociadas al ritual juego de pelota. Dicha práctica se escenificaba en canchas, (Talxchtlis), con forma como ya se mencionó de doble T o también de I latina, cuyas medidas variaban según la zona geográfica en que se practicara, algunas ya señaladas.

Según varios historiadores, existían cuando menos 4 variantes de juego, una de ellas, en las canchas con marcadores o aros perforados, llamados Tlachtemalacatl, que además servía para dividir la cancha, y su máxima anotación consistía en introducir la bola por la perforación del anillo sostenido en las paredes. La segunda modalidad, sin Tlachtemalacatl, utilizándose como marcadores y divisores altares circulares o rodelas como la de chincultick en Chiapas. En la tercera variante, se utilizaba una pala o garrote para rebotar la pelota como en el occidente de México y la zona purepecha, en donde además, se llegaba utilizar una pelota cubierta de tela y fibra, que se encendía para realizar un juego nocturno. Una cuarta modalidad, es el juego con manoplas y guantes, conocido hoy en día como “Pelota Mixteca”, que se jugaba en el valle de Oaxaca.

Aunque sabemos que ya en los tiempos cercanos a la conquista española también se jugaba a la pelota con un carácter secular y se vinculaba directamente con el enfrentamiento de los elementos contrarios del universo, en especial con la eterna lucha de la luz y la oscuridad. Así, el espacio, cancha o patio donde se jugaba tenían una connotación semejante a los planos celestes, de tal manera que los jugadores se transformaban en seres luminosos u oscuros como el Sol, la Luna y las Estrellas. El argumento del juego consiste en que los integrantes del equipo luminoso golpearán la pelota con sus caderas o con sus antebrazos buscando efectuar jugadas que sean imposibles de responder por el equipo contrario, y con ello lograr el triunfo de la luz y el nacimiento del Sol, mientras que el otro equipo buscará el predominio de la oscuridad.

El juego de pelota, en su interminable sucesión, como un ceremonial de vida y muerte, constituía uno de los elementos más importantes en la trama que hombres y dioses habían entretejido. Durante la noche anterior al juego se rendía homenaje en los altares de los dioses, con la finalidad de ganar su favor y con esto obtener el poder mágico necesario para vencer en el tlachtli. La entrada de los jugadores al tlachco era acompañada por los rítmicos sonidos de los teponaxtli y los cascabeles, las flautas y sonajas. Las danzas y la música se mezclaban en este mágico ritual con el que se reverenciaba a los dioses para merecer sus favores y lograr la victoria.

Las canchas, en donde se celebraban juegos rituales, se ubicaban dentro de la periferia de los templos importantes. De hecho el juego de pelota se relaciona también con ritos de fertilidad, es un ceremonial iniciatico para el guerrero, es un medio para dirimir conflictos, esta relacionado con el universo, es un juego de honor, es una practica divina y siempre era jugado únicamente por hombres, entre los cuales los sacrificados eran tanto los jugadores que perdían como los que ganaban, algunas víctimas. Pensaban que el cosmos era mas antiguo que el sol, este despierta la vida con la creación del fuego y existe únicamente gracias al sacrificio. En la guerra celeste, el sol sobreviene gracias a que devora a las estrellas (400) después de vencerlos; el hombre es el representante terrestre del cosmos.

Es necesario aclarar que también el juego de pelota mantiene una dualidad bastante marcada y es que, además de su integración religiosa tenia un contexto muy mundano. En esta situación encontramos que, la devoción o fanatismo por uno o varios jugadores llegaba a su clímax, cuando de manera privada entre “señores poderosos” o bien con público general, se cruzaban apuestas, que indican una clara desacralización del juego, al darle un carácter recreativo y profano.


Referencia: https://piramides.guachimontones.tour.gdltours.com/

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